MARRUECOS ESENCIAL
Buscando la otra mirada
de Francisco González San Agustín
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Acerca del libro
El proyecto Marruecos Esencial surge a partir de los viajes a ese país. Han pasado ya más de treinta años desde el primero.
El país nos fascinó desde el primer momento en que lo pisamos.
Y según lo conocíamos nos iba cautivando los sentidos pero también descubríamos su complejidad. Con una sociedad que está en plena y acelerada transformación, quizás sería más correcto decir en ebullición; un país con muchos jóvenes y en el que conviven grupos, sobre todo en las ciudades importantes, con buena formación e ideas modernas y que no se resignan a la pobreza, la sumisión y el fatalismo, con otros asentados sobre todo en las zonas rurales, con una visión más tradicional de la vida.
Pero Marruecos es un país que quiere progresar y lo está haciendo. En la enseñanza y en la sanidad. Se modernizan sus infraestructuras y el turismo va llegando progresivamente. La influencia de sus propios emigrantes está propiciando asimismo una innegable modificación de los hábitos y costumbres. Lo hemos constatado durante estos últimos años. Hay un intercambio constante de ideas y modas entre el Raval, Lavapiés, Tánger o Casablanca. Cuando se habla con un marroquí joven siempre te dirá que ha estado en Madrid, en Barcelona, en Bilbao o que en los próximos meses va a viajar allí......
Siempre vamos a recordar el amanecer en el que se nos presentaron delante las arenas del Erg Chebbi. La visión de las dunas y sobre todo de las inacabables hamadas nos seducía según nos internábamos en ellas. Para los sentidos era una experiencia nueva, que nos producía alguna confusión, debida sin duda a la luz, al calor y al contraste con los ritmos tan diferentes de nuestra vida cotidiana. El tiempo transcurría de otra manera, se hacía más lento como si se fundiese en una única sustancia con los grandes espacios.
Y cuando regresamos no pasa mucho tiempo sin que haya algo que tire de nosotros otra vez y nos haga volver. ¿Qué es lo que nos impulsa a esa peregrinación hacia las infinitas hamadas negras requemadas por el sol?
Y en esas travesías nos interrogamos sobre la relación de lugares, como las dunas, las hamadas, las montañas, el océano y las materias que lo forman, la arena, las rocas, el agua y la vegetación junto con el viento y el sol, con el carácter de los pueblos que han vivido allí durante muchos siglos. Cómo nómadas o asentados en ksares y ciudades. En el Sur pero también en el Norte. Son hábitats históricos, con frecuencia duros, que necesariamente han tenido que influir en las relaciones económicas y sociales entre ellos y sus vecinos. Y en su expresión más primaria y cercana, sus miradas, depositarias de esa historia y de la que ya nos va siendo familiar su dignidad.
El país nos fascinó desde el primer momento en que lo pisamos.
Y según lo conocíamos nos iba cautivando los sentidos pero también descubríamos su complejidad. Con una sociedad que está en plena y acelerada transformación, quizás sería más correcto decir en ebullición; un país con muchos jóvenes y en el que conviven grupos, sobre todo en las ciudades importantes, con buena formación e ideas modernas y que no se resignan a la pobreza, la sumisión y el fatalismo, con otros asentados sobre todo en las zonas rurales, con una visión más tradicional de la vida.
Pero Marruecos es un país que quiere progresar y lo está haciendo. En la enseñanza y en la sanidad. Se modernizan sus infraestructuras y el turismo va llegando progresivamente. La influencia de sus propios emigrantes está propiciando asimismo una innegable modificación de los hábitos y costumbres. Lo hemos constatado durante estos últimos años. Hay un intercambio constante de ideas y modas entre el Raval, Lavapiés, Tánger o Casablanca. Cuando se habla con un marroquí joven siempre te dirá que ha estado en Madrid, en Barcelona, en Bilbao o que en los próximos meses va a viajar allí......
Siempre vamos a recordar el amanecer en el que se nos presentaron delante las arenas del Erg Chebbi. La visión de las dunas y sobre todo de las inacabables hamadas nos seducía según nos internábamos en ellas. Para los sentidos era una experiencia nueva, que nos producía alguna confusión, debida sin duda a la luz, al calor y al contraste con los ritmos tan diferentes de nuestra vida cotidiana. El tiempo transcurría de otra manera, se hacía más lento como si se fundiese en una única sustancia con los grandes espacios.
Y cuando regresamos no pasa mucho tiempo sin que haya algo que tire de nosotros otra vez y nos haga volver. ¿Qué es lo que nos impulsa a esa peregrinación hacia las infinitas hamadas negras requemadas por el sol?
Y en esas travesías nos interrogamos sobre la relación de lugares, como las dunas, las hamadas, las montañas, el océano y las materias que lo forman, la arena, las rocas, el agua y la vegetación junto con el viento y el sol, con el carácter de los pueblos que han vivido allí durante muchos siglos. Cómo nómadas o asentados en ksares y ciudades. En el Sur pero también en el Norte. Son hábitats históricos, con frecuencia duros, que necesariamente han tenido que influir en las relaciones económicas y sociales entre ellos y sus vecinos. Y en su expresión más primaria y cercana, sus miradas, depositarias de esa historia y de la que ya nos va siendo familiar su dignidad.
Características y detalles
- Categoría principal: Fotografía artística
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Características: Apaisado estándar, 25×20 cm
N.º de páginas: 130 - Fecha de publicación: mar. 09, 2011
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